Lágrimas negras


Un pintor hacia mucho tiempo atrás había dibujado y pintado una de sus obras cumbres, era una muchacha sentada mirando al frente, largos cabellos negros, piel blanca como la nieve y su cuerpo cubierto por un vestido rojo oscuro. Se dice que era el amor del pintor disfrazado en esta joven muchacha donde lo único que había retratado de su amor era su mirada, sus ojos oscuros, penetrantes, que tenía su obra y que cada vez que él los veía una cálida sonrisa se dibujaba en su rostro. Todo aquel que escuchaba esta historia se preguntaba: -¿Por que el pintor solo dejo los ojos de su amor en su obra, tal vez porque sería un amor prohibido, no correspondido?-, nunca nadie lo supo. Al poco tiempo de exhibir su cuadro la ciudad se tiño de tristeza en uno de sus rincones con la tormenta que se avecinaba, mientras en la otra punta, campanas de iglesias sonaban y despedían a una joven pareja de recién casados, él un hombre de bien, grande y muy adinerado, ella una bella dama, de buena familia, ambos la pareja perfecta bajando las escaleras de la iglesia, al mismo tiempo que en un lugar oscuro, una habitación, en un rincón de la ciudad caía el cuerpo del pintor a los pies de su cuadro, dejando que el viento y las gotas de lluvia entren por su ventana, mojando a esa muchacha, haciendo que esos ojos oscuros y penetrantes, que supieron sacar una sonrisa, ahora llorarían lágrimas negras de tristeza que recorrían todo su vestido rojo oscuro hasta caer y tocar el rostro de su pintor.





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